lunes, 15 de octubre de 2007

La auditoría

Momento culmen del ejercicio anual. Dos bellas auditoras visitan la empresa para ver que el estado de las cuentas es óptimo. En este día todos mis compañeros vienen con camisa y pantalón de pinza (Yo voy como siempre, puesto que nadie me ha avisado del tal evento). Sus bocas hablan un nuevo lenguaje en el que todas las "eses" son articuladas. La jefa ha ido a la "pelu" y todo. Desbordan simpatía por los cuatro costados y se preocupan de que las señoritas auditoras estén como en casa. Un dechado de consideraciones, luego las invitarán a almorzar, vaya a ser que haya que maquillar alguna cuenta. Lo mejor de este tipo de auditorías viene al día después, cuando de nuevo se visten con sus prendas horteras y siguen mostrando su incompetencia. Y es que no hay nada mejor que una auditoría para poner a cada uno en su sitio. Por cierto, hoy ha venido el auditor, esta vez sí me lo han presentado, creo que el pobre muchacho ha llevado un "tupper" para comer. Me encanta la discriminación positiva.

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